EL ORIGEN DE LA UVA MONASTRELL

 EL ORIGEN DE LA UVA MONASTRELL. 

Por Emiliano Hernández Carrión.

    La curiosidad innata que preside la mayor parte de la actividad humana y, que duda cabe, es la que le ha ayudado a progresar, nos lleva casi siempre a preguntarnos por el origen de las cosas. Es como cuando quieres hablar de algo concreto y lo primero que haces es buscar la definición en el diccionario. Y esto es lo que pasa con la variedad de uva Monastrell, de la que tanto se habla y que hoy por hoy, como se suele decir es una variedad en expansión, pues ya es la segunda variedad más cultivada en España, mientras que hace unos años, en concreto en 1996, cuando Francisco Pardo publicó su magnífico libro sobre la vid y el vino en Jumilla, era la tercera en extensión cultivada.

    Generalmente casi todos los seres vivos de una misma especie suelen tener un tronco u origen común, que se va diversificando en distintas variedades con el paso del tiempo, aunque en el caso de los perros (canis familiaris), parece un poco exagerado el número de variedades. Esto mismo ocurre con el ´genero "vitis", al que pertenece la uva Monastrell, cuyo origen más antiguo, en especies silvestres por supuesto, se conocen desde el Terciario, como por ejemplo la "Vitis praevinífera", que es considerada la madre de todas las formas viniferas, como la "Vitis aussoniae", cuyos hallazgos también se han encontrado en América y Asia, e incluso en Islandia y Groenlandia, claramente durante períodos climáticos que permitían esta proliferación. En Europa, durante las glaciaciones y demás pulsos del cambio climático, la presencia de la "Vitis aussoniae" se redujo a la cuenca mediterránea, evolucionando en cada zona variedades distintas. Así sabemos, que en el antiguo Egipto faraónico  se conocían ocho variedades de vides, tanto viníferas como de consumo como fruta.

   


Los restos más antiguos que conocemos de elaboración del vino, se han encontrado en Georgina, en las montañas del Cáucaso, con fechas en torno al 6000 a. C., aunque no conocemos la variedad o variedades que utilizaron, pero que indudablemente habían evolucionado de la "Vitis aussoniae".

    Indudablemente en la Península Ibérica también evolucionaron otras especies de "vitis". Pero lo más importante de todo, es que las especies evolucionadas a un lado y otro del Mediterráneo, se podían hibridar entre sí, y decimos lo de sorprendente, porque esto no siempre es factible, por ejemplo, dentro del mundo animal, los babuinos que viven a uno y otro lado del río Congo, si se aparean entre sí, no engendran, han evolucionado paralelamente pedro de forma diferente. El ejemplo más clásico es el apareamiento entre un burro y una yegua, que nace una mula, que es estéril, y con ella acaba la especie. En el caso de las vides de la cuenca del Mediterráneo, por lo que sabemos hoy, no ha sido así, para bien del vino.

    La ingente cantidad de culturas que han crecido y surcado el Mediterráneo, practicaron la hibridación entre vides de uno y otro lado del Mediterráneo, suponemos que con resultados desiguales, pero que evolucionaron en la Península Ibérica, no sabemos si con algún aporte de otras zonas mediterráneas, traídas por los colonizadores orientales pero está claro, y en esto coinciden casi todos los autores, que la Monastrell tiene un origen peninsular, algunos incluso lo concretan en el Sureste, debido a su gran adaptabilidad al clima de la zona, que le permite soportar altas temperaturas y grandes períodos de sequía, además de crecer bien en terrenos calcáreos.

    Como tal nombre de variedad Monastrell, aparece en documentos de finales del siglo XV. Ha tenido diferentes denominaciones según el momento y las zonas, y con una extensión de cultivo, en un primer momento, por toda la Península Ibérica y por el Sur de Francia, y hoy en día por todo el mundo.

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